En homenaje a mi hermana del alma argentina y a Graciela, intento nuevamente darle forma a este blog. Y cuando digo mi hermana del alma argentina, así sin nombre, lo tiene, pero no quiere que sea conocido...ella igual sabe que es mi amiga del alma y en algún lugar del tiempo nos encontramos para ya no separarnos más...
viernes, 25 de noviembre de 2011
LA NATURALEZA ES SABIA
Y con seguridad no tuve hijos por algún motivo.
Es que la paloma y el palomo están sentados, en el nido.
Cuando llegué hoy, el palomo buscaba comida. Al entrar, miré hacia arriba y allí estaba mi amiga, sentadita, cuidando los pichones que vendrán.
No los veré hasta el lunes. Y si nacen los pichones no se van a poner tan grandes tan rápidamente. Al menos, eso espero. Y veré otra actividad en el nido.
Verlos juntos en esta etapa ya del final, me puso muy feliz.
Aunque demasiado triste hoy, porque por nuestra ciudad manifestaron las Damas de Negro. Cualquiera de éllas, está comprometida con la causa o sufrió una pérdida que no me animaría a calificar de ninguna forma.
Hoy en Montevideo se manifestó en contra de la violencia doméstica.
Sin importar el género. Somos violentas las mujeres y son los hombres violentos.
Así se van yendo demasiadas vidas, en pos de la nada.
Y ver, de primera mano, cómo estos animales se cuidan, cómo uno alimenta al otro, cómo sin importar el tiempo que haga, están juntos, compenetrados de lo que han creado, me hace sentir muy feliz y al mismo tiempo no puedo disimular la tremenda vergüenza que siento.
En definitiva, sólo puedo agradecer.
Por ver las dos cosas. La tremenda injusticia, que todo en la sociedad lo permite, y la extrema paz de dos bellos hermanos, en los que no reparara nadie.
En este caso, sólo esta loca furiosa, que mira un poco más alto que la calle y que intenta ver lo que pasa dentro del follaje de un bello árbol.
Estaría muy bueno que intentáramos romper las barreras que nos separan de las otras gentes. Que nos sintiéramos iguales. Que no hubiera diferencias. Que el ser solidarios no fuera una consigna remanida y olvidada. Que reparáramos en lo poco y en lo mucho que pasa a nuestro alrededor.
Abrir los ojos.
Y mucho más que nada, abrir el corazón.
Ese órgano insignia en nuestro cuerpo terrenal. El primero que late y el último que termina de latir.
No dudo que estas hermosas palomas saben desde siempre lo que es el corazón.
Ellas lo tienen...como cualquier animal...como lo tenemos nosotros.
Y con seguridad, hacen mejor uso de él, del que hacemos los humanos.
Llega una nueva semana y espero estar allí para ver lo que pasa.
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