Y yo no sé hacerlo.
Es que cuesta tanto seguir el camino,
que ya está marcado y no conocemos
Es que por el día siempre me sorprendo,
también en la noche, aún en la mañana,
pensando, sintiendo.
Y es tan recurrente este sentimiento
que no reconozco ser inteligente.
Pero siempre estás. Aún no te has ido.
Es que no te dejo. No te lo permito
Porque como el aire, que por él yo vivo
yo te necesito, y no eres el aire
Aún sigues siendo...el hombre de mi vida
Es que cuesta tanto seguir el camino,
que ya está marcado y no conocemos
Es que por el día siempre me sorprendo,
también en la noche, aún en la mañana,
pensando, sintiendo.
Y es tan recurrente este sentimiento
que no reconozco ser inteligente.
Pero siempre estás. Aún no te has ido.
Es que no te dejo. No te lo permito
Porque como el aire, que por él yo vivo
yo te necesito, y no eres el aire
Aún sigues siendo...el hombre de mi vida
Maravilloso querida amiga.
ResponderEliminarQue enorme y cristalino es tu sentimiento y tu habilidad de transmitirlo. Agradezco tu bondadosa intención de compartirlo con los que te queremos y admiramos.
Mil gracias y enhorabuena,
Adolfo Gustavo
Mis gracias son para tí querido Adolfo Gustavo.
ResponderEliminarLo mío, con ser testimonial, casi con seguridad no cumple con el criterio universal que debería primar en las letras. Pero siempre es una alegría poder compartir y recibir el cariño de quien lee estas pequeñeces.
Un abrazo grande para tí
María Cristina