Es tan razonable que, para hacernos valorar lo que tenemos, también nos lo quita.
Y es tan inasible, que a veces nos confunde, bien a sabiendas de lo que hace.
Trato cada día de agradecer las bendiciones que me ha otorgado.
Al empezar el día y bajo el agua de la ducha y tantas veces dolorida, me digo –vamos Cristina... arriba, despierta.... el Sol brilla luminoso, Morena aún te acompaña, tienes un nuevo día enfrente, estás viva...viva....y los dolores ya pasarán.
Y así empieza un nuevo día, en el que estoy y en el que me muevo, haciendo todo lo que todavía hago. Voy a trabajar, y después de todo un día regreso a casa, las más de las veces casi sin poder caminar y a seguir con muy pocas cosas ya. La comida, mi Morena, que lleva un tiempo tan importante como si fuera una persona más. Tender la cama convenientemente ya que queda abierta mientras no estoy y quiero que en la noche me reciba como siempre, tendida, extendida y prolija porque allí paso también un buen tiempo. Y siempre ha sido así. Y eso es bueno para mí.
Pero el transcurrir del tiempo me ha quitado cosas. Tal vez me las ha escondido en algún lugar para que luego yo las encuentre.
Mis referentes masculinos se van yendo.
Primero fue mi abuelo Modesto. Después mi papá y mi padrino.
Se fue Raúl.
Se fue Gerardo.
Y ahora se fue Rodolfo.
Una vez nos conocimos, hablando. Y hablamos tanto, durante tanto tiempo, que nos conocíamos por adentro y por afuera.
Y lo que lamento en verdad es tener casi la certeza de que nunca fue feliz.
Castrado por su madre, preso de una anatomía escandalosa, con un intelecto de los que me seducen y a los que he privilegiado siempre.
Solidario, confiable, amigo, otro hermano del alma.
Estando con mamá en casa, esta Semana Santa, le comenté que me llamaba mucho la atención de que no me hubiera llamado para mi cumpleaños.
Y ahí empecé a llamar, primero a su casa, y luego a los vecinos cercanos para ver si podía saber algo sobre él.
Y así hablé con una señora que me ha dicho, en ese momento, que hacía un mes y medio que había muerto.
El lugar que él ocupa en mi corazón se ha abierto. Y aún está sangrando.
Pero es su lugar y nada ni nadie podrá ocupar esa parte de mi ser que lo recuerda con tanto amor y con tanta gratitud.
He revisado los avisos fúnebres de Enero y Febrero de este año y no he encontrado nada. Pero seguiré revisando.
Para qué?
Para nada.
Sólo para saber qué día se fue.
Y para seguir lamentando no haber estado a su lado. No haber podido hacer nada.
Yo sé que no podía interferir en la hora de su partida. Pero tal vez hubiera podido ayudarlo a irse de una mejor manera.
Y no estoy enojada con esta vida que pasa....no. Al contrario, estoy agradecida.
Porque me regaló a una persona íntegra. A un ser tierno y ávido de amar. A un ser que sabía las cosas que me fascinan que un hombre sepa. Como me fascinaba mi abuelo, como lo hacía mi padre y como lo hizo mi padrino.
A un hombre de convicciones fuertes, aunque algunas no las compartiera.
Pero a un ser cabal, con valores, con ilusiones, con realidades, con esperanzas.
La vida que pasa se llevó a otro de mis amigos.
Y sigo sin enojarme con ella.
Como dicen mis hermanos mexicanos....se me adelantó.
Rodolfo se fue a guardar un lugar para mí en ese lugar a donde luego iremos.
Mi abrazo de luz, pleno de amor y de tantos hermosos momentos compartidos va para ti, mi amigo, mi hermano del alma, Gordo querido......
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