viernes, 14 de septiembre de 2012

AMOR INCONDICIONAL II


Ya hace muchos años estuve en Villa Carlos Paz, Argentina.

Un hermoso lugar, que disfruté y guardo dentro de mis mejores recuerdos.

Ayer me encontré con esta historia de amor que nuevamente involucra a un humano y a un animal,
y que precisamente, tiene lugar en esa ciudad.

El hombre y su perro.

Lo  había comprado para su hijo, cuando eran chicos los dos.

Quiso Dios llevar a este padre que tan hermoso regalo había hecho a su hijito.

Y un día el perro abandonó la casa y no lo encontraron por días y días.

Cuando este señor murió, había estado internado en un centro asistencial y el velatorio se
realizó en una funeraria, es decir, ya nunca retornó a su casa.

Capitán, que así se llama este amigo fiel, se fue al cementerio. Y anduvo recorriendo
entre las tumbas.

Encontró la que buscaba y ya nunca más se fue de allí.

Muy grande fue la sorpresa de los familiares de este señor al encontrar, en una visita,
a Capitán al lado de la tumba.

Se reencontró con la señora y el hijo de su amigo y vuelve, de tanto en tanto, a visitarlos
a su casa. Pero siempre regresa al cementerio.

Será por su inmenso amor que nunca más consideró esa su casa. El vive desde el año 2007
junto a los restos de su amigo y cada día a las seis de la tarde se aproxima a la tumba y se queda allí.

Sería grandioso que alguna vez los humanos fuéramos capaces de sentir un amor tan
profundo como el que día tras día Capitán le regala a su amo.

Y más grandioso sería que fuera cosa de todos los días.


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